jueves, 21 de noviembre de 2013

Fallece Lloyd Robinson, legendario músico jamaicano "vocacional e incansable"

Por Lutxo Pérez

Lloyd Robinson
El teclado saltarín que inicia ‘Brevett & Knibb (Gracias Lloyd)’  de los Smooth Beans puso la nota agridulce a la tarde del pasado miércoles. Pocas  bandas actuales comprenden los entresijos del viejo sonido jamaicano como estos cántabros. Extremo que prueban el grueso de su música y pequeños gestos como el título escogido para este bonito tema instrumental. La vieja escuela jamaicana -diminuta en extensión, pero formada por largas praderas conceptuales (y nominales)- siempre estuvo condicionada por los detalles más nimios, y esos otros que no lo son tanto: como los nombres que reciben los ritmos, las canciones, los artistas...Y pocas entradas son tan célebres en el santoral de la música jamaiquina de los años 60 y 70 como “Lloyd”. Ahí estaban los Brevett y Knibb a los que hacen referencia los Smooth Beans -dos de los nueve skatalites originales-, el olvidado Delpratt o el mítico “Matador” Daley. Sin embargo, el título de la canción hoy se extiende inevitablemente a ‘Brevett, Knibb & Robinson’, tras conocer la noticia del fallecimiento de este último, envuelta por el incómodo misterio propio del óbito de un viejo músico jamaicano solo transmitido, en un principio, por las poco fiables redes sociales.

Con la muerte de Tony Brevett demasiado cercana y lo frenético de la información a golpe de 140 caracteres, la marcha de Lloyd Robinson (1944 – 2013) podría pasar desapercibida. Una esquela más en una triste y amarillenta hoja de periódico que, poco a poco, nos recuerda lo huérfana que se está quedando una las generaciones de músicos más brillantes de la historia. Sin embargo, pocos de sus coetáneos acumulan tantos méritos para protagonizar el relato de lo que se cocía en el Kingston dorado de los 60. La biografía de este intérprete, compositor y baterista resume de forma inmejorable la temeraria circunstancia de ser artista musical jamaicano en aquellos años. Sin ningún álbum firmado con su nombre y con su nómina artística diseminada en recopilatorios deslavazados (u olvidada en discos de siete pulgadas), su esquizofrénico periplo por el ska, el rocksteady y el reggae dejó una gruesa nómina de canciones grabadas con los nombres artísticos más diversos para prácticamente todos los estudios del Kingston de la época. Circunstancias que, en cualquier caso, no explican por sí solas la potencia y atemporalidad de sus interpretaciones vocales y composiciones.



El Lloyd apellidado Robinson (Altemont Thomas Robinson en su partida de nacimiento) comenzó su andadura artística trabajando para un jovencísimo Sir Coxsone Dodd. Robinson fechaba en 1960 su primera grabación para el capo fundador de Studio One, legendarias instalaciones que abrirían sus puertas tres años más tarde. El tema se titulaba ‘Time To Pray’  y estaba interpretada por el grupo The Mellow Larks , dúo formado por Basil Gabbindon –compositor y voz principal- y él mismo. Lloyd aseguraba que se hicieron llamar “como el pájaro (alondra)” porque “cantábamos como pájaros”. Los dos muchachos grabaron un puñado de baladas al estilo R&B jamaiquino que vieron la luz como siete pulgadas en los catálogos de disqueras jamaiquinas como Worldisc y All Stars y que, poco tiempo más tarde, llegaron al Reino Unido de la mano de Blue Beat. Los míticos Clue J and His Blues Blasters , por cierto, figuraron como banda de acompañamientos en lanzamientos de los Mellow Larks como ‘Love You Baby’  y ‘She Cries’ . El tema de 1961 ‘You Said You Love Me’ , un ska adolescente publicado por Beverley’s Records, fue –probablemente- el primer disco firmado exclusivamente por Lloyd Robinson. También reseñable, su acercamiento al R&B sureño en ‘Give Me A Chance’  (1962), grabada en compañía de Rico Rodríguez & His Band.






Pero fue en la divisoria de las eras del ska y del rocksteady cuando la carrera de Robinson finalmente despegó hacia el firmamento de los ritmos jamaiquinos. Circunstancia que vino motivada por la experiencia acumulada, la nueva impronta soul que adoptó la música de su país y el comienzo de su fructífera asociación con Glen Brown. El rocksteady fue tierra abonada para los grupos vocales masculinos. Pero, para el que esto escribe, pocos conjuntos atraparon el espíritu de aquella era dorada como Lloyd & Glen. Urdieron armonías excelentes, versionaron ejemplarmente a los Impressions (‘Keep On Pushing’ ) y marcaron su propio itinerario por la calle del ritmo de Kingston, desde Treasure Isle (donde grabaron ‘Jezebel’ ) hasta WIRL.




Derrick Harriott puso todo el soul que caracterizaba a sus exquisitas producciones en ‘That Girl’  y ‘You Got Me Going’ . Mientras que Bobby Aitken y sus Carib Beats tejieron los estupendos riddims de la mencionada versión de los Impressions y de la imprescindible ‘You Won’t Regret It’ , apasionada en su parte vocal y poseedora de un piano antológico. Sonia Pottinger, que no podía faltar a la fiesta, también reclamó los servicios del tándem en una de sus producciones más tempranas, ‘Rudies Give Up’ , que arranca con un amenazador “this is a new era with lots of fear” y supone una de las mejores entradas del cancionero rude boy. En la misma línea, Robinson reservó una de sus interpretaciones más rotundas para la enorme ‘No More Trouble’, un desgarrado alegato por la paz callejera con una estupenda letra compuesta por el propio cantante.





Sin embargo, la de Glen Brown no fue la única asociación de la que Robinson formó parte a finales de los 60. Él mismo y Devon “Mellow”  Russell  pergeñaron algunos de los gorgoritos más notorios de toda la era rocksteady en ‘Red Bumb Ball’ , éxito rocksteady producido por Derrick Morgan para su sello Hop Records. Aquí, el texto de Robinson volvía a lanzar puentes a la hermandad y se remontaba a esos días de escuela en que “los profesores nos enseñaron la regla dorada: amarnos los unos a otros como hermanos y hermanas”. El recopilatorio ‘Trojan Rocksteady Rarities’ rescató otras dos canciones (‘I Can’t Stand It’  y ‘It Seems’ ), acreditadas a Lloyd & Earl. Sin información acerca del segundo artista, la web solo nos deja claro que Collins –disquera comandada por el gran Ansell Collins- editó la primera de las canciones en Jamaica, acreditando su autoría únicamente a Robinson.



Hiperactivo como la escena que le alumbró, en la segunda mitad de la década de los 60 Robinson también militó en The Sharks, combo formado por él mismo (haciendo las veces de baterista y segunda voz), Dwight Pinkney, Danny McFarlane y Alfred Crossley. Los baladones ‘Don’t Fool Me’ , de 1965, y ‘I Wouldn’t Baby’ , publicada un año más tarde, fueron impresas como caras B de sendos singles de Studio One. En los estertores del ska, la banda también publicó ‘You Make Me Warm’ para el sello Kentone, subsidiario de Federal. La disquera japonesa Dub Store reeditó este single, con la toma original  impresa en la cara B y una sorprendente toma acústica  arreglada por Ernest Ranglin y reminiscente de las canciones de trabajo propias de los esclavos africanos en la cara A. Durante una gira del grupo por las Bahamas, Pinkey compuso ‘How Could I Live’, una producción de Studio One del año 1967 que contó con la voz de Robinson en las armonías y que, de nuevo, plasmó uno de los riddims acústicos más notorios jamás paridos en suelo jamaicano. La guitarra española que protagoniza el tema sirvió, por ejemplo, como cama instrumental para el saxo de Roland Alphonso en la sugerente ‘Groovy Sax’ ; solo una de las muchas versiones  que utilizaron esta bonita instrumental.





Y fue, precisamente, en el campo de los riddims más célebres de todos los tiempos, donde Lloyd Robinson selló su pasaporte para la historia. Por suerte o por desgracia, el nombre de este artista todoterreno irá siempre asociado a ‘Cuss Cuss’, su canción franquicia. Robinson aseguraba haber sido el primer vocalista reclutado por Harry J para su flamante empresa discográfica, allá por 1969, precisamente por ese tema. Harry produjo el corte original de este clásico inapelable del reggae, que fue registrado en Studio One con músicos de esa misma casa. El heptone Leroy Sibbles, sin ir más lejos, fue el responsable de la espectacular línea de bajo de la canción. Como dejábamos entrever, el single se convirtió en un éxito y su pista instrumental se convirtió en una de las bases más profusamente utilizadas de toda la historia de la música jamaicana . A destacar, mutaciones del ritmo como las que llevaron a cabo Karl ‘Cannonball’ Bryan & The Harry J All Stars  y algún dub futurista como el que firmaría King Tubby.



Lloyd Robinson continuó registrando canciones durante las siguientes décadas, pero nunca volvió a cosechar un éxito como el de Cus Cus y su nombre fue progresivamente desapareciendo en las etiquetas de los discos impresos por la frenética fábrica de éxitos jamaiquina. A finales de los 70, Lloyd & Devon se reencontraron para protagonizar otra serie de referencias entre las que destacan las interesantes ‘Wolf Out Deh’ , parida en las entrañas de Black Ark, y ‘Push Push’ , grabada en Studio One. Más allá, el paso de Robinson por los días del reggae dejó otro reguero de canciones de las que espero ustedes, enfermos de lo jamaicano, den cuenta en los comentarios. 



La entrevista publicada hace dos años en Youtube con la que cerramos este post es, probablemente, el último documento audiovisual de este pequeño gran personaje de la Jamaica sesentera. Relegado a un papel secundario por las rutilantes estrellas masculinas con las que compartió generación -Alton Ellis, Desmond Dekker, Slim Smith, Bob Marley-, su legado musical es tan inconmensurable como el de estos. Para un servidor, solamente ‘No More Trouble’, ‘You Won’t Regret It’ y ‘Red Bumb Ball’ harían más compañía en una isla desierta que la mitad de la música hecha en el planeta Tierra durante los últimos 25 años. ‘Cuss Cuss’, definitivamente, fue la canción que escribió su nombre en los libros de historia, pero sus aportaciones al catálogo de la era rocksteady todavía no han sido justamente valoradas.

Músico vocacional e incansable, en los últimos años de su vida Robinson emprendió algún proyecto de corte familiar y continuó predicando los valores humanistas y sociales de las canciones. El periódico Jamaica Observer confirmó su óbito el 12 de octubre , justo una semana después de la fecha de su deceso. El Lloyd apellidado Robinson falleció en el Kingston Public Hospital a los 68 años. Según su pareja, Diana, el músico entró en coma después de ser ingresado en un centro sanitario de Estados Unidos y falleció poco después de ser trasladado a su país de origen, pero no quiso revelar las causas de su muerte. Su funeral se oficiará en el Dovecot Memorial Park de Kingston el próximo 24 de noviembre. Una buena ocasión para, como en la canción de los Smooth Beans, darle las gracias. Hubo otros Lloyds y otros vocalistas más célebres, pero este que se ha marchado jamás debería quedar en el olvido. Décadas después, sus canciones todavía hablan de nosotros, de las personas que nos dejaron de amar y de la mierda que tenemos que aguantar en las calles. Así de grande era.



Nota: Magic Pop quiere agradecer a Lutxo Pérez que haya contado con nuestro blog informativo musical para publicar este magnífico obituario producto de su gran profesionalidad periodística y su extraordinario conocimiento de causa. Como bien sabéis, Lutxo es todo un experto en sonidos jamaicanos que recientemente ha publicado un libro titulado "Catarsis Rocksteady" que te comentamos aquí. y que ya va por su segunda edición.   

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Gracias Myr pel comentari, i ja saps que tu també tens el Magic Pop absolutament a la teva disposició per publicar els articles que et semblin. Segur que són molt interessants, com a mostra el teu propi blog i la seva passió per la black music.

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